Lo que vemos como rojo o naranja, para un perro puede ser una sombra de tono marrón claro
Por otro lado, los perros poseen una capa de tejido reflectante en la parte posterior de los ojos que les ayuda a ver mejor cuando hay poca luz. Se trata del tapetum lucidum, que funciona como si fuera un espejo y recoge y concentra la luz disponible para ayudarles a ver cuando está oscuro. Es este tapetum lucidum lo que hace que los perros y otros mamíferos tengan ese reflejo luminoso en los ojos cuando por la noche les apuntamos a la cara con una linterna o intentamos sacarles una foto con flash.
Los perros poseen el mismo tipo de visión que muchos otros animales, entre los que se incluyen los gatos y los zorros. Los investigadores creen que para este tipo de depredadores es importante detectar los movimientos de sus presas durante la noche, y por este motivo su visión evolucionó de este modo. Al igual que muchos otros mamíferos, los perros desarrollaron la capacidad de buscar comida y de cazar durante el crepúsculo o en condiciones de poca luz, lo que fue en detrimento de su capacidad de distinguir una mayor variedad de colores. Se trata de algo que la mayoría de pájaros, reptiles y primates sí puede hacer. Los seres humanos, en cambio, no evolucionamos para estar activos durante la noche, por lo que conservamos nuestra capacidad para distinguir muchos colores así como nuestra visión nítida.
Antes de sentir lástima por los perros porque no son capaces de distinguir todos los colores del arco iris, pensemos en que algunos de sus otros sentidos están mucho más desarrollados que los nuestros. Son capaces de percibir los sonidos agudos desde mucho más lejos que nosotros, y su olfato es muchísimo más potente.
Aunque Sparky pueda no ser capaz de distinguir fácilmente un juguete naranja sobre el césped, sin duda puede olerlo y encontrarlo fácilmente cuando quiera.
Este artículo forma parte de la serie Curious Kids, que responde a preguntas de niños. En este caso, la pregunta “¿Es verdad que los perros solo ven en blanco y negro?” la formuló Oscar V., de 9 años, que vive en Somerville, Massachusetts.
Nancy Dreschel es profesora asociada de Ciencia de Pequeños Animales en la Universidad de Pensilvania.
Este artículo ha sido publicado en The Conversation. Consulte el artículo original.