La cancelación de vuelos ha dejado tres meses varados en Alaska a un guía noruego y sus animales, que habían ganado un concurso en marzo
Las consecuencias de las restricciones a los vuelos internacionales por la crisis del coronavirus se ha cobrado muchos perjuicios inusuales e inesperados. Así lo podría asegurar Thomas Wærner, que durante 11 semanas se ha quedado varado en Alaska después de que viajara allí el pasado marzo para participar en un concurso. Wærner sería solo uno más de los numerosos viajeros a los que la pandemia sorprendió en destinos alejados de sus casas, en este caso de Noruega, con una importante salvedad: él había puesto rumbo a Alaska para participar en la carrera Iditarod, una competición de trineos tirados por perros. Y hasta allí voló el guía de 47 años, acompañado de su equipo: 24 canes, 16 propios y otros 8 prestados por otro guía.
La carrera, una dura prueba de 1.500 kilómetros, es mítica entre los corredores de trineos que une la capital de Alaska, Anchorage, con la remota ciudad de Nome, más al norte. Desde su creación, en 1973, goza de una enorme popularidad entre los alaskeños. Aunque al principio la mayoría de los mushers, como se conoce a los guías de trineos, eran del Estado, la competición comenzó a atraer la atención de contendientes de otros lugares del mundo. Thomas Wærner, entre ellos.
Después de nueve largos días y algo más de 10 horas, él y 16 de sus perros cruzaron la meta en Nome. Eran los primeros y se hicieron con el prestigioso trofeo. Uno más para el palmarés de noruegos en la carrera, que ya la habían ganado en 2018, 2005 y 2003. Es el único país extranjero, junto a Suiza, que ha ganado una prueba, ambos en cuatro ocasiones.
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Tocaba volver a Noruega a celebrarlo después de cinco semanas en total en tierras alaskeñas, pero la pandemia se cruzó en el largo camino. En Alaska, el corredor de trineo y sus animales han tenido que pasar este tiempo. Si ya ha sido difícil viajar en un mundo con los efectos de la pandemia, con restricciones y cancelaciones de vuelos, con 24 perros lo es mucho más. Hasta que la suerte se cruzó en el camino de Wærner.
Según recoge CNN, el guía de trineo consiguió una plaza en un vuelo muy singular: el que iba a llevar a un avión histórico desde EE UU a un museo de Noruega. “Ganar esta carrera y volver en el avión… creo que esta es una de las cosas estupendas que pueden ocurrir en la vida”, señaló el deportista a la cadena de televisión estadounidense antes de embarcar.
Wærner leyó en la prensa local que una compañía aérea local había vendido una aeronave DC-6B al Museo de la Historia de la Aviación, en Sola (Noruega), un modelo de avión que surcó los cielos durante más de 60 años. En este caso, desde 1962 a 1971. A través de amigos comunes, logró contactar con los actuales propietarios del avión y, con el apoyo de su espónsor, voló a casa hace unos días, en un largo vuelo con escalas de más de 20 horas en total, desde Fairbanks hasta Stavanger, recoge un diario local de Anchorage.
“Como vemos ahora, en realidad no era posible llegar hasta Noruega con los perros hasta quizá bien avanzado el otoño. Así que esta ha sido la única oportunidad”, apuntó a la cadena de televisión noruega NRK. La aeronave sufrió una avería al poco de despegar, pero pudo arreglarse y continuar su vuelo. Incluso pudo tomar los mandos durante algún momento.
“La vida es un poco rara, pero soy una persona echada para adelante y positiva. Si eres positivo, siempre encuentras soluciones y superas los obstáculos”, apuntó el deportista. En Noruega le esperaban su esposa, veterinaria, sus cinco hijos y otros 19 perros. Según comenta, el haber pasado tanto tiempo varado lejos de casa no le ha quitado las ganas de regresar el próximo año a Alaska para competir de nuevo, según ha apuntado su esposa, Guro Wærner, a la emisora de televisión de su país.